
Tres días de hambre y lluvia fueron los que le llevó a aquel aprendiz llegar a lo más alto de aquella colina. Poco importaban aquellas dificultades por el propio objetivo de alcanzar una palabra iluminada de su maestro.
Una vez arriba, y luego de sentarse una hora más a descansar por el largo viaje, junta el valor para indagar al maestro…
“Maestro… tu que todo lo sabes y que desde hace días te encuentras pensativo en la búsqueda de una respuesta que quizás nunca llegue. ¿Qué es lo que realmente esperas?”
La cara del maestro empieza a cambiar y su paz se convirtió en furia. Cuando lograr recordar cómo hablar, mira a los ojos del aprendiz y le dice…
“Raja de acá!... pendejo!”
En aquel momento, el aprendiz decepcionado, entendió que las teorías del amor pueden ser algo duras y que no siempre las respuestas están allí en donde los aparentes dueños del saber dicen.
Decepcionado, el joven emprende su viaje de vuelta, recorriendo un camino
algo mas soleado y sin tantas dificultades. Pareciera que la luz estaba en su
regreso y cada vez se convencía más la poca relevancia de su viaje.
Al segundo día, mientras descansaba, ve a su maestro
caminando con un paso tranquilo y despreocupado. El maestro estaba más feliz y
de mejor humor que cuando se vieron por última vez. Cuando reconoce a su
aprendiz se detiene un momento, lo mira y le dice con los ojos sinceros…
“Gracias! …Uno se encierra
en sus propios pensamientos y necesita de alguien más para que le muestre otra visión
de la realidad. Nuestra mente nos propone un laberinto que parece llevar
siempre a un mismo camino sin demasiadas respuestas en donde una pequeña duda toma grandes dimensiones. Lo que
era pequeño, se convierte en grande tan solo por dividirlo en partes que no
parecen tener otra salida que torpes suposiciones e hipótesis que solo aumentan
la duda”
“Che… de todas maneras no lo divulgues mucho, no es cuestión de avivar giles”
Ambos rieron y emprendieron el viaje de vuelta a casa.
Extraído del libro: “Miradas sobre la espera en las culturas milenarias orientales. Una visión de cómo los chinos esperarían, si tuvieran una representación del tiempo” de Jack Cousteau Van Dame
1 comentario:
me encanto Nico!!! me encanto!
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