29 de septiembre de 2011

¿Es tu novia?... no una amiga


No vamos a entrar en el clásico debate de programa matutino conducido por alguna modelo sobre la existencia de la amistad entre el hombre y la mujer. No es que no nos parezca interesante, sino que es algo que nos parece peligroso. Pongámoslo así… en cualquier caso, nuestra respuesta va a repercutir directamente sobre nuestro futuro.  

En el caso de que nuestra respuesta sea afirmativa, esto habilita a que nuestra pareja caiga colgado del cuello de otra persona con la excusa de “Pero si somos amigos, nos conocemos desde muy chiquitos, somos como hermanos”. Algo similar ocurre si nuestra respuesta es negativa terminamos ya que en el caso de que intentemos justificar una relación de amistad a futuro nos comemos los reproches de que decíamos descreer de la existencia, por lo cual, es mejor tachar el NS/NC para continuar con nuestra exposición.

Lo cierto es que somos seres sociales y nos valemos del contexto para vivir. Un chango de apellido Freud sostenía que “El Yo es la sombra de los otros” y esto se traslada a todo tipo de relación, ya que muchas veces una amistad o una pareja empiezan o termina por él  “que dirán” o “lo que dicen”.  Esto complejiza la situación si las personas que integran la relación dan cierta importancia a este tipo de discursos que en el menor de los casos generan una duda que puede llegar a confundir la situación dentro de determinadas inestabilidades.

Pero dentro de las relaciones, existe una suerte de amistad que genera confusión en el contexto y que también puede repercutir entre los miembros. Se tratan de aquellas amistades en las que existe tan buena “química” que para el contexto suelen dar cuenta de una relación que trasciende las amistades tradicionales.
Es así que los participantes de este tipo de relaciones se ven interpelados por el contexto en diálogos como el siguiente…


Vieja… ¿Qué onda con X?

Nada, es mi amiga

Vamos.. si se tienen toda las ganas

No, posta, no pasa nada… somos amigos

Saa

No, posta

¿Me vas a decir que una noche en pedo no pasa nada?

No

Pero te tiene todas las ganas

¿Sí?

De una…


Y es en ese momento en que se puede generar o no la duda que puede determinar un quiebre en la relación por el contexto.

Las hipótesis de cómo se generan este tipo de relaciones son diversas. Por un lado están los que opinan que se dan a partir de un deseo real de establecer algo más que una amistad, pero que en el devenir del cortejo se genera el desencantamiento que queda en una dinámica de amistad donde no existe la necesidad de plantear algún tipo de contacto físico… en definitiva, se termina asexuado la relación que por más que exista la dinámica de pareja no se quiere concretar de otra manera. Otros opinan que hay un enamoramiento real, en el cual una de las partes prefiere sostener ese acercamiento antes de perder definitivamente a la otra persona.

Lo cierto es que solamente los que integran ese tipo de relaciones son los que entienden su propia dinámica, códigos y reglas como en cualquier otra relación. La diferencia está en que escapan a lo socialmente aceptado por lo cual, el contexto, intenta buscar que se genere una dinámica más clara dentro de lo que piensan que es lo más normal. Esto implicaría algo así como “una amistad con derecho a roces” que implicaría el deseo del contexto de tener este tipo de relaciones.

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