23 de octubre de 2010

El momento de orden dentro del caos

El humo gris que formaba aquella neblina comenzaba a atenuarse suavemente, para convertirse en blanco. No le permitía visualizar el lugar hacia donde iba; no importaba total el destino ya que su camino no tenia rumbo.

Su caminata lo llevo al bosque más hermoso que había visto en su vida. El paisaje era la postal más maravillosa que tuvo cerca alguna vez. Sus ojos veían el verde más verde que haya imaginado, junto al arroyo más cristalino y puro; dónde se podía reflejar mejor que en cualquier espejo. En aquellas tenuemente celestes aguas observaba la sonrisa del rostro más dulce que vio en toda su vida: aquellos conocidos rasgos que tanto añoró y tanto dolor le causaron desde el anonimato y el desconocimiento de las causas. De aquella perfecta figura aparentemente inmóvil, brotó un tierno y delicado "hola". Ante la sorpresa de aquel delicioso e inesperado sonido, el romántico soñador cayó al claro arroyo para despertar de la eterna fugaz ilusión y darse cuenta que era real. Aquel ángel lo miraba sonriente y radiante, como cuando iluminaba aquellos días grises sin darse siquiera cuenta de su efecto.

Ella lo abrazaba y lo miraba con todo el cariño que él tanto deseo. Él, sin caer mucho en la cuenta de lo que estaba pasando, le pregunta "¿por qué todo lo que pasé?" Ella lo besa tiernamente en su pálida mejilla e indaga suavemente a su oído "¿sos feliz?".  Luego de unos instantes responde "ahora si". Ella con su mirada de niña ingenua le refuta "¿entonces qué importa el pasado?".

Intercambiaron miradas por unos instantes… para el parecieron horas, para ella, quizás, segundos. No importaba el tiempo ahora, estaban realmente juntos, como alguna vez deseó el romántico soñador y nunca se animó a soñar. De pronto, suena la alarma que advierte que el caos vuelve a empezar.

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