Rituales de expectativas

La espera aveces desespera  pero intentar arrancar historias nuevas también suele causar dolores de cabeza. Entender las miradas, las sonrisas... uno apuesta, el otro sube la apuesta, se ponen las fichas sobre las mesa y de repente se van al mazo mirando a otro lado como que nunca hubo jugada, sacan las fichas de la mesa y nos encontramos con que estuvimos jugando al solitario.

Es cierto que podemos perder la practica, que el tiempo en que “dejamos de buscar”, nos lleva a confundir algunos juegos. Y por esto a algunos les cuesta mas que a otros volver al ruedo. Pero en este contexto siempre existen los personaje que se presta al juego... son casi como entrenadores de la seducción que responden todos los movimientos y códigos, directos e indirectos para transformarse en personas desentendidas sobre el final.

Pero somos insistentes y nos dedicamos a pensar los rituales de expectativas... aquellos ceremoniales estratégicos que nos quitan el sueño diseñándolos paso a paso para que esta vez si sea la definitiva.
Entonces la escena es asi....

- ¿Qué hacemos el finde?
- No se... ¿que queres que hagamos?
- Tengo ganas que nos veamos
- Dale... yo también tengo ganas de que nos veamos... mandame un mensaje y arreglamos ¿Te parece?

Entonces preparamos todo... sacamos un plano de la ciudad pensando en que lugar la luna se ve de la mejor forma, que esquina tienen menos viento, en donde hay menos luz para dejar el auto. Una vez elegido el espacio pensamos el tiempo... ¿La saludo con un beso en la mejilla o le tiro un pico?... Si le doy un beso... ¿dónde pongo la mano?. Si ella pide una gaseosa,... ¿Da para pedir una cerveza?. Si voy por la quinta cerveza y ella no tomo ¿cómo hago para safar las ganas que le tengo?. Si se me escapa y le rozo una teta... ¿le pido perdón o me hago el boludo? Y si no me dice nada.....

Todo esta planificado, cada momento finamente calculado con términos matemáticos. Muchas veces lo planificamos y muchas veces tuvimos que modificarlas. Varios fines de semana planificando y esta vez se va a dar, no puede ser que suspenda de nuevo. Entonces la pasamos a buscar... vamos a la casa, tocamos timbre y sale. Esta hermosa, muy  bien arreglada... todo como la habíamos imaginado. Nos mira, nos sonríe y nos dice:

- Hola
- ¿Vamos?
- Vinieron los chicos a casa... no te avise total ya habíamos quedado que nos juntábamos, ¿porque no pasas?

Y pasamos... y sonreímos ocultando nuestra mejor cara de poker... otra vez sacaron las fichas de la mesa. Uno de los vagos te pregunta que te pasa y solo le decís... pásame la cerveza-