Los que esperamos tenemos el grave problema de que alguna vez estuvimos enamorados. No es que uno esté en contra del amor, pero en la practica (o la falta de ella), uno se da cuenta de que el estar enamorado implica una suerte de percepción paralela.
Se que mi tesis es polémica, incluso es posible que estos dichos molesten a la militancia de la ultra derecha romántica de las rosas rojas o algún que otro bohemio de izquierda que se escude en el estandarte del amor libre. Pero lo cierto (al menos para quienes suscriben) es que el enamorado ve lo que otros no ven en su amor.
Quizás el ejemplo mas extremo sea el de los gases corporales. No es que uno quiera ser escatológico, pero para la exposición es probable que sea por lo que todos alguna vez pasaron. Pero bueno… para el enamorado es impensable la posibilidad de despedir algún gas frente a su amor, y en el caso de que su amor lo despida, este va a oler a rosas.
Hasta este punto es probable que piensen que estas ideas son poco útiles y es probable que así sea para la mayoría. Pero este proceso de cenestesia amorosa son las que nos toman por sorpresa a la hora de la petición del tiempo. No vimos las señales en su momento y es por eso que recibimos la estocada temporal como un baldazo de agua fría.
Es por esta razón, que mientras esperábamos, decidimos pensar en todo aquello que no vimos en su momento por ese amor ciego y que quizás nos hubiesen indicado esperar de otra manera:
1- “Mi amor… estoy ocupada”… De repente los tiempos son otros, necesitan espacio porque están tapadas de trabajo. En el caso que sean estudiantes nos encontramos como un interés repentino en terminar la carrera adelantando 3 años seguidos. Es decir que pasó de estudiar una hora por semana a ser una alumna ejemplar.
2-“Estoy cansada”…Las salidas en pareja empiezan a disminuir. Es probable que uno lo empiece a atribuir en el sentido de que tanto estudio o tanto trabajo la agote. Pero ya hablaremos en otras entregas sobre la búsqueda de justificar la acciones del otro
3-“El reloj”… Quizás sea el indicio mas claro, quizás al que menos atendemos…. Antes compartir el tiempo con nosotros era interminable, los enamorados perdían la noción del tiempo juntos y era motivo de demoras a otros lugares. Ese objeto que poco atendían es ahora el esclavo de sus ojos en cada minuto.

3 comentarios:
Muy interesante planteo. Ahora, si hubiera visto anticipadamente los indicios del pedido de tiempo; cómo hubiera esperado? De qué forma? Acaso preparando posibles respuestas/puteadas a las excusas de su persona amada? Amargándose de a pequeñas dosis diarias?
Creo que la ignorancia es mejor en estos casos.
Ojos que no ven, corazones que no sufren
Capaz, si hubiéramos anticipado el pedido, podríamos hablar con dicha persona para dejar las cosas más claras lo más rápido posible. Sí, estaríamos adelantando el pedido, sufriríamos antes de tiempo pero como dijo alguien "Mejor quemarse rápidamente que apagarse lentamente".
Por cierto, mucha verdad hay en los dos primeros indicios.
Pienso que el hecho de percibir lo que esta pasando también hace al hecho de darse cuenta que conocemos a la persona con la que estamos. El cambio de percepción propio del enamoramiento, es el que lleva a que la espera sea más prolongada y más dolorosa.
El debate puede ser muy amplio y con argumentos validos en las diferentes posturas… ¿Qué hacemos cuando sabemos que va a pasar? En este caso hay muchas líneas de fuga... podemos intentar revertir la cosa, podemos hablar previamente para solucionar los problemas de a dos o también podemos dejarnos llevar sin hacer nada… Si nos dejamos ir… ¿Podemos sentarnos a esperar sabiendo que no lo intentamos revertir?... Si la peleamos ¿Podemos sentarnos a esperar sabiendo que hicimos lo posible para que nos pase?
Sin duda creo que son análisis propios de la espera y también determinan los límites de la misma
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